
Aunque muchas antigüedades cuentan con una apariencia mucho más vintage con algunas motas de óxido o con ese aspecto envejecido, bien es cierto que otras piezas pierden el valor con el metal muy oxidado, viéndose estropeadas o incluso inservibles incluso para usar como elemento decorativo. Si tienes en tu casa o en tu garaje objetos antiguos que quieres volver a darle vida, te vamos a realizar una guía completa para que sepas cómo restaurar antigüedades de metal oxidadas. Cuando termines todos los pasos verás que el cambio que ha dado es increíble y podrás disfrutar plenamente de esta antigüedad que tanto valor tiene para ti.
Pasos previos para la restauración de piezas de metal oxidado
Para restaurar una antigüedad debemos primero valorar el estado de la pieza, ya que en ciertas ocasiones, la acción corrosiva del óxido, como también el paso del tiempo, la humedad y otros elementos pueden haber hecho que el objeto no solo cuente con mucha cantidad de zonas oxidadas, sino que se haya comido literalmente gran parte de la estructura o partes necesarias para que pueda lucir bien. En esta guía te vamos a ayudar a restaurar piezas que siguen teniendo su estructura intacta y que en el mundo de decoración y coleccionismo se podría decir que son restaurables y salvables para volver a darle uso.
Debes recordar que para restaurar antigüedades de metal oxidado deberás de llevar en todo momento guantes resistentes, para evitar cualquier lesión o rozadura, ya que el óxido puede ser bastante dañino para tu organismo. Además de esto, necesitarás ciertos materiales, como por ejemplo productos para la limpieza del óxido, pinceles de cerdas suaves, y diferentes lijas, tanto gruesas como finas.
Restaurar antigüedades de metal oxidadas de manera fácil
Para hacer una guía completa y muy detallada, hemos buscado el consejo de los expertos de Limpiando.top, los cuales nos han asesorado sobre las diferentes técnicas de restauración más aconsejables para la restauración de cualquier pieza de metal.
Uno de los primeros pasos, es colocar el objeto en una mesa que esté limpia, pero en la que podamos trabajar tranquilos, ya que debemos recordar que al restaurar soltaremos pequeños trozos oxidados y polvillo, por lo que se aconseja que la mesa esté alejada de otros elementos como sofás o tejidos, siendo preferible realizarlo en un lugar apartado de zonas de valor, siendo lo más aconsejable un garaje o cuarto de trabajo. Además de esto la seguridad será imprescindible, debiendo de llevar guantes y en muchos casos una mascarilla para que las partículas no queden en tu nariz o aparato respiratorio.
Lo siguiente que deberás hacer es quitar el oxido más superficial con la ayuda de una lija gruesa y luego, cuando ya se haya quitado la capa exterior, una fina para los pequeños detalles. Si ves que quedan partes en los que se han acumulado las partículas, usa una brocha o pincel para retirarlos y seguir con el trabajo de la manera más limpia posible. Una vez que hayas realizado este paso, que deberás de realizarlo a conciencia y con mucha dedicación, tendrás que retirarle todo el posible polvo de óxido que haya quedado, para aplicarle a continuación una capa de producto antióxido.
Después de realizar este paso, tendrás que dejar secar el producto, algo que podrá variar según el fabricante de un par de horas a un día. Deberá de tener un color blanquecino cuando esté seco, algo que se irá cuando le pases un paño seco, recobrando nuevamente su color original. En el caso de que el resultado no haya quedado tan bien como esperabas, lo más aconsejable es que puedas volver a repetir el proceso hasta que puedas darle el visto bueno.
Una vez que hayas quitado todo el óxido de esta manera, podrás realizar otras acciones que te ayudarán a mantener la antigüedad durante mucho más tiempo. Lo que puedes hacer es pintarla con una o dos capas de pintura antióxido, que lo que conseguirá es que el óxido no vuelva a dañarle durante una buena temporada, pero también por otro lado, conseguirás hacerlo más resistente con una capa de esmalte sintético. Con estos dos productos vas a lograr que el objeto quede en perfectas condiciones, debiendo de recordar que estos pasos se recomiendan en casos en los que el objeto esté fuera en el jardín o al aire libre para evitar que vuelva a estropearse.