
¿Sabías que las chapas de cava son piezas coleccionables? Estas placas se han convertido con el paso del tiempo en objetos de gran valor para muchas personas que se dedican exclusivamente a juntarlas y a coleccionarlas. De hecho, podemos encontrar diferentes asociaciones de coleccionistas que llevan a cabo un recuento de las mismas.
Tal es el punto al cual ha llegado esta afición que se le ha otorgado una denominación específica. Y es que el coleccionismo de las chapas de cava se conoce como placomusofilia. Pero, ¿Cuál es su origen? ¿Desde cuándo se coleccionan estos objetos? Lo explicamos a continuación.
Origen de las placas de cava
Las placas de cava, o chapas de cava, se coleccionan desde hace ya varios años atrás. De hecho, el cava adquirió esta denominación en el año 1972, debido al conflicto con Francia y España por la denominación de origen protegido para referirse al champán. Y es que el vino espumoso español era denominado de esta forma en un principio, hasta que el Consejo Regulador de Vinos Espumosos aprobó la denominación de “cava” para referirse a esta variedad de espumoso español de la región catalana de Penedés.
El origen de la colección de las chapas de cava es algo que tiene muchos años, incluso desde antes de que se cambiara la denominación. De hecho, solamente en Cataluña existen un total de 6.800 placas catalogadas por diferentes asociaciones de coleccionistas. La placomusofilia no es exclusivo de España, esta tiene lugar, también, en Francia y en Italia.
En el caso de Cataluña, podemos encontrar una pequeña distinción en el tipo de chapas. De hecho, las primeras de las chapas —a principio de siglo— se fabricaban con un diseño entallado, es decir, eran chapas con unas dimensiones considerables sujetas al bozal del alambre. Posteriormente se pasó a la fabricación de chapas con un tamaño algo más reducido que se denominó como chapas recortadas. El siguiente diseño en aparecer fue el de las chapas con taladros laterales, gracias a estos se podían sujetar los bozales de forma más estable y resistente. El posterior diseño es el que se corresponde con las actuales, estas tienen las muescas con las dimensiones justas para que se sujete el bozal con firmeza.
Podemos encontrar placas de cava de todos los colores y de todas las marcas. Algunas son lisas y tienen estampados, otras cuentan con relieve e incluyen la marca, otras son grabadas… Es una de las colecciones más extensas que existen hoy en día. Incluso podemos encontrar museos exclusivamente para ello. También, podemos encontrar nuevas marcas y empresas que se dedican a la creación específica de las chapas de cava, cuidando al máximo los detalles y ampliando la colección presente en el mercado.
El museo de las chapas de cava
Si eres una persona amante de las chapas de cava o, simplemente, tienes curiosidad por conocer más acerca de ellas, una opción estupenda a la que puedes apuntarte es la de visitar el Museu Plaques en Girona. En él podrás ver una enorme colección de chapas de cava de todo tipo y variedad e imaginarte su historia, como aquellas ceremonias en los grandes salones de las fincas burguesas catalanas, hasta las celebraciones de las familias corrientes y sus conversaciones. O incluso, las veladas románticas entre parejas que acompañaron sus momentos más especiales con cava.
Todo ello y más es lo que puedes encontrar en este tipo de museos, como el mencionado arriba, que fue fundado por el amante de las chapas de cavas, Josep Albó Junca. El propietario de este museo nació en Sant Felip de Guíxols el 2 de marzo de 1937. Este coleccionista entusiasta comenzó a dedicarse a ello, su gran pasión, a finales de 1998 y actualmente sigue en ello.