La pintura griega se encuentra dentro del contexto del arte griego que se considera da comienzo en el año 2800 a.C. y concluye el 31 a.C. y tiene una elevada importancia e influencia en la civilización occidental. En este artículo presentamos las principales obras pictóricas del arte griego.
Arte Minoano
Las primeras pinturas griegas que se han encontrado proceden de la cultura Minoana en la isla de Creta. Las obras principales son pinturas en los recipientes, murales y paneles empleando la técnica del fresco para estos últimos. El arte minoano es extraordinario en cuanto al sentido del movimiento y el énfasis en el mundo viviente.
Temáticas marítimas eran usadas frecuentemente en las obras de arte minoanas. Después del año 1600 a.C. la temática marina era la más usada y todas las obras estaban pintadas en colores de tonalidades acuáticas.
La pintura griega se realiza principalmente en dos tipos de superficies:
- En jarrones y otros recipientes cerámicos
- Murales
En la época micénica (1500 a.C.), el desarrollo alcanzado por la cerámica con la construcción de vasijas, platos y ánforas propició que se comenzaran a realizar dibujos e inscripciones en estos elementos. Las primeras pinturas eran básicas geometrías y poco a poco se comenzó a incluir la figura humana y a representar diversas situaciones.
Periodo Arcaico
Las rudimentarias y simples imágenes y geometrías introducidas durante los primeros años de la pintura griega evolucionaron enormemente entre los siglos VII y VI a.C., pues se incluyó la figura humana y comenzaron a surgir corrientes naturalistas y mitológicas en las representaciones.
Durante este periodo la cerámica griega se desarrolló enormemente sobre todo en el siglo VI a.C. y los artesanos sobretodo de Atenas impusieron un estilo propio caracterizado por dibujos o figuras negras sobre un fondo rojo que solían tener siempre una funcionalidad narrativa de toda clase de temas.
Hacia final de este siglo hay un cambio significativo en la cromática de los jarrones, el fondo deja de ser rojo y pasa a ser negro y las figuras cobran un mayor cromatismo con colores rojizos, blancos y amarillos. Los dibujos comenzaron a hacerse cada vez más comunes y a ocupar mayor superficie del jarrón y de esa manera se comenzaron a dividir en franjas para facilitar su lectura dándole la vuelta al jarrón.
Tras esta época de gran esplendor de la cerámica y la pintura griega, durante el siglo IV y V a.C. se produjo un periodo de decadencia artística. Sin embargo en el periodo helenístico, las pinturas sobre cerámicas resurgieron con una gran fuerza, más ricas en color y decoración.